Sin duda, hablando en términos de comunicación e imagen, la forma y el fondo cuentan mucho en la percepción que los votantes tienen con respecto de un candidato, porque al final, la percepción es realidad. Así que el comportamiento de un aspirante a un cargo público será definitivo en la decisión que se tome en el momento de la elección. Desde luego no hay hilos negros que descubrir en esto, lo importante es atreverse a medir las propias fuerzas y ser consciente de que se tiene la capacidad para sustentar el puesto ganado. En otras palabras, no sólo se trata de que un candidato sepa llegar, sino de que tenga una actuación inteligente para mantenerse firme en el puesto y que sus adeptos estén siempre convencidos de haber hecho una elección correcta y con un buen gobierno, construir una imagen impecable. Antes de hacer propuestas viscerales para ganar votos, es fundamental que el candidato esté bien informado sobre los asuntos que afectan al país, de tal forma que dichas propuestas puedan implementarse con soluciones reales, porque los desaciertos cuestan mucho en el momento de evaluar la imagen y definitivamente afectan la reputación. Todas las acciones suman, por esto, además de estar siempre consciente del propio desempeño, también es crítica la selección de un gabinete formado por hombres capaces y con fuertes habilidades políticas que incidan en el resultado final de la gestión. De igual manera, la contratación de experimentados asesores que provean óptimas estrategias, puede contribuir a dar fuerza y consistencia al nuevo gobierno, si lo que se persigue es pasar a la historia como un excelente hombre de Estado. De aquí que un manejo y control adecuado de la imagen de un personaje político sea vital.
Y hablando de reputación, Donald Trump, el presidente electo de los Estados Unidos es un ejemplo claro de lo que no se debe hacer ni antes ni después de una elección, pues sus declaraciones además de que reflejan un grado crítico de ignorancia e imprudencia, pueden generar conflictos y afectar a su vez de manera sensible la imagen tanto de personas como de instituciones y, aún más, causar no sólo problemas sociales, sino políticos, económicos e internacionales. Ejemplo de esto es la declaración que Trump ha hecho en su cuenta de twitter sobre los planes de Ford Motor Company, al decir que Ford no mudará de Kentucky a México su planta en la que se produce el modelo Lincoln, plan que de acuerdo con algunas fuentes oficiales de la propia compañía nunca ha existido. La traducción del Twitt de Trump dice: “Trabajé duro con Bill Ford para mantener la planta de Lincoln en Kentucky. ¡Se lo debo al gran estado de Kentucky por su confianza en mí!.” Esta declaración, además de ser falsa, ha generado crisis en la compañía, por lo que Ford Motor Company ha tenido que activar su plan de contingencia teniendo que salir ante los medios a reiterar a través de su CEO Mark Fields, que la empresa continúa con sus planes de mover a México la producción de autos compactos producidos en Michigan y además, ha dejado en claro que dicho movimiento no afectará los empleos de ese país; esto debido a que el empleo es uno de los temas principales de la campaña de Trump.
Otra promesa muy poco afortunada que podría afectar a Ford, es la que hizo Trump durante su campaña y que se refiere al castigo que piensa ponerle a la compañía, fijando un arancel del 35 por ciento a sus automóviles por tener plantas de producción en México. En caso de que se lleve a cabo esta acción, elevaría el costo del producto final al consumidor y en términos financieros, traería como consecuencia una baja en sus ventas que impactaría sus objetivos de negocio e incluso sus acciones. O de otra forma, Ford tendría que buscar otras alternativas de producción en países en donde Trump estuviera de acuerdo para no imponer ninguna tasa elevada. En México la mano de obra de producción es 80 por ciento más barata que en el territorio norteamericano.
A menos que alguno de sus asesores financieros y de imagen pública tenga el poder de convencimiento para hacerlo recapacitar, Donald Trump no cambiará de actitud y sus propuestas improvisadas tendrán consecuencias dramáticas, porque inclusive impactarán hasta la economía de su propio país. Y es que en su afán de reforzar su postura racista principalmente hacia los mexicanos, ha delatado otros aspectos poco favorables de su personalidad aumentando la duda de su capacidad política y posicionándolo con una imagen cada vez más devaluada. Desde esta perspectiva, las etiquetas de racista, visceral, misógino, bipolar, ignorante, inculto, mentiroso y una serie de calificativos que le dan una imagen poco positiva, están contribuyendo a que gran parte de los votantes que tuvo a su favor, ahora se arrepientan de haberle dado el triunfo y, lo más grave es, que aún no ha comenzado su gestión.
Porque las ficciones en el ámbito político resultan muy caras a la hora de saldar las cuentas y la imagen que se cae difícilmente vuelve a levantarse, siempre es mejor pensar tres veces las cosas antes de hablar.
Lillie Minor es Fundadora de HAZIMAGEN CONSULTORES S.A. de C.V. Lic. En Comunicación por la Universidad Anáhuac. Maestra en Mercadotecnia por el TEC de Monterrey y Maestra en Imagen Pública por el CCIP. Twitter: @Marylillie